Sakama Ayato

Ayato es un muchacho que tiende a llamar la atención, mayormente debido a sus cabellos rojizos, los cuales tiende a llevar desarreglados, debido a la flojera que le da peinarse, ademas de sus fríos ojos verdes, los cuales tienden a inspirar desconfianza. Posee rasgos delicados, casi femeninos, pero acompañados con una sonrisa algo picara, típica de él. Es de contextura delgada, de estatura promedio de alguien de su edad y tiene tez blanca. En cuanto a la vestimenta, le gusta variar bastante, desde el punto de vestir informal a usar un traje.

Uno podría describirlo como una persona algo rebelde, ya que tiende a hacer lo que quiere, defiende sus ideas sin importar que y lo mas importante, no teme desafiar a nadie, esto también lo describe como a un chico levemente arrogante. Aun así, la gran mayoría de las veces se muestra como una persona relajada, que pretende hacer todo a su modo y tiempo, aceptando los problemas como desafíos y divirtiéndose al resolverlos. Le agrada conocer gente nueva y mientras mas excéntrica sea esta, mejor para él, no le es fácil socializar con gente demasiado "normal", ademas de que le resulta aburrido. Siempre esta dispuesto a probar cosas nuevas y posee una mente abierta. Muy poca gente logra verlo deprimido o enojado, él prefiere ocultar esta clase de sentimientos, mayormente porque no le gusta preocupar a los demás, o peor aun inspirar lastima.

Ayato se crió en una familia aparentemente normal, pero claro, esto solo era una simple fachada. Su padre siempre fue bastante ausente, debido a los numerosos viajes que realizaba debido a su empresa, y su madre era una mujer algo estricta, la cual nunca supo como relacionarse muy bien con su hijo, siempre dejándolo al cuidado de niñeras de pequeño. Esto genero en él cierto rencor hacia sus padres a medida que crecía, a tal punto en el que ya no sentía el mas mínimo respeto hacia ellos, por lo que siempre terminaba haciendo lo que quería.

Nunca fue un buen alumno, le aburría el estudio y no lograba encajar del todo bien con las personas que allí asistían, por lo que la gran mayoría del tiempo terminaba escapándose de clases. Para él era mucho mejor pasar sus días pintando o boceteando, como había hecho ya desde hacia tiempo. Fue así que tiempo después descubrió una academia que le brindaba a sus estudiantes la oportunidad de seguir desarrollando sus dotes artísticos, al comienzo sus padres no querían dejarlo asistir allí, pero Ayato logro que lo expulsaran de su anterior instituto debido a los numerosos graffitis que hizo en esta. De ese modo, a duras penas sus padres lo mandaron allí.